La gran responsabilidad que deben de tener las personas que se dedican a esta profesión, hace que se enfrenten a niveles muy altos de estrés, así como a situaciones violentas y exigentes que pueden poner en riesgo su integridad tanto física como psicológica.

Los estresantes a los que se pueden enfrentar vienen básicamente de dos fuentes: las inherentes a su trabajo, que se refieren a las actividades propias de la profesión, por ejemplo, el acercamiento a un acto de terrorismo, el trato hostil de las personas. Y los relacionados con la administración de las organizaciones gubernamentales, tales como la falta de equipamiento, la pésima gestión y la poca capacitación, así como la poca atención psicológica que reciben.

Las consecuencias se presentan en todos los ámbitos de las personas que ejercen como policías, tanto en la vida privada, como en su actividad profesional.

En el ámbito personal, pueden presentarse enfermedades gástricas, del corazón, también trastornos del sueño o depresivos y llevarlos hasta el suicido. Propensión al alcoholismo y a la drogadicción. Así como problemas con la familia, divorcios, alejamientos.

En el ámbito profesional, este abandono del personal policiaco, tiene consecuencias como el aumento de incidentes dentro de horario laboral, incremento de absentismo, que disminuya su productividad, actitudes violentas y la mala praxis.

Algunas medidas que podrían mejorar esta situación son:

•Creación de órganos de prevención y asistencia psicológica
•Manuales y protocolos
•Un modelo de mando democrático
•Asignación de equipamento adecuado a las tareas a realizar
•Conciliación entre vida profesional y personal.

En México, la dependencia encargada de que los policías tengan una adecuada atención psicológica, es la Unidad de Atención y Referencia Psicológica de la SSC.