Cuando hablamos de crimen pasional, nos referimos al crimen ocurrido entre parejas con vínculos amorosos. Se caracteriza por el conjunto de acciones intersubjetivas, moral y legalmente sancionadas. La presencia de la palabra pasional envía al campo semántico en el cual se inscribe la acción, en las que las unidades primarias son el vínculo amoroso, la emoción y la ruptura violenta, y se constituyen al mismo tiempo en denominaciones de la secuencia del proceso de la relación y los significados de ella misma y de su desenlace.

El término de crimen pasional surgió en Francia a mediados del siglo XIX y más que un término legal era una expresión popular “crime passionel” que implicaba un acto de violencia extrema entre dos personas vinculadas en una relación íntima y causado por una repentina alteración de la conciencia provocada por sentimientos como la ira, los celos o el desengaño.

En México, el crimen pasional se popularizó a finales del porfiriato, mediante la prensa y tomó relevancia por la influencia de las teorías de la Escuela de Antropología Criminal bajo la dirección de César Lombroso sobre la clasificación de los criminales, la cual argumentaba que el criminal pasional era en quien el delito prorrumpió tempestuosamente como un huracán psíquico anulando la voluntad e impidiendo la sana y normal recepción de los acontecimientos.

En la legislación penal, el crimen pasional fué tipificado como homicidio por pasión u homicidio en estado de emoción violenta y se sancionaba con la reglas comunes del homicidio simple. Se formularon tres aspectos que atenuaban la sanción o excluían de responsabilidad criminal, estos eran:

•Cuando el esposo descubriera infraganti la infidelidad de su cónyuge, o el padre el ayuntamiento carnal de su hija y la mataran o asesinaran al amante.
•Cuando se demostrara que el acusado obró en defensa de su persona, de su honor, de sus bienes, o de la persona o bienes de otro.
•Cuando el homicida hubiera cometido el delito violentado por una fuerza moral, si esta le produjera temor fundado e irresistible de una mal inminente y grave.

Por otro lado, tanto la legislación colombiana como la brasileña, tratan el crimen pasional com genérico, haciendo parte de los crímenes contra la vida y por otro lado, lo consideran como específico, mediado por sentimientos intensos que le dan un carácter particular ya que disculpan su ocurrencia y aminoran su gravedad.

A pesar de que los crímenes pasionales pueden ser llevados a cabo por ambos sexos, es más común que los realicen los hombres. Para evitar un lenguaje eufemístico e inapropiado se ha empezado a utilizar el concepto de violencia de género.
Cada crimen o acto violento hacia la mujer tiene unas características concretas. Por ejemplo, desde un punto de vista psicológico, algunos hombres creen que sus parejas son de su propiedad. En algunas ocasiones las reacciones violentas de los hombres son el resultado de una mentalidad machista muy arraigada en el conjunto de la sociedad.

Para algunas personas, el concepto de crimen pasional no es adecuado, ya que es como si se expresara una justificación de violencia; al decir que “algo bueno” en este caso la pasión conllevó a una acción delictiva.